Mostrando entradas con la etiqueta Martín Ojos Grises. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Martín Ojos Grises. Mostrar todas las entradas

miércoles, 19 de noviembre de 2008

La chica más dulce...

-Son sus ojos. Debe ser eso. Su mirada, o esa forma que tiene de sonreir cuando me habla, no sé... algo tiene que me gusta.
-Pero...¿de qué la conoces?...si se puede saber, Martín.
-Se presentó el otro día, cuando coincidimos en clase.
-¿En clase?...¿y cómo se llamaba?
-Me lo dijo, pero no lo recuerdo muy bien...¿Susana?...¿Marisa?...si me volviese a decir su nombre, seguro que no se me olvidaría...Sin duda alguna, podría decir que es la chica más dulce de clase...
-¿Es de helado?
-Con virutitas de chocolate...una pasada.

martes, 18 de noviembre de 2008

El hombre tortuga.


Ese tipo tenía las cosas claras: tortugas en la cabeza y un piti en la boca puesto del revés. Mientras observaba con entusiasmo la fotografía, Martín imaginaba que tipo de vida podría haber llevado aquel extraño hombre.
Qué raro tiene que ser tener tortugas en la cabeza, en vez de pelo. ¿Las tortugas también comían?... Cuantiosas eran las cuestiones que brotaban de la mente de Martín.
Ávido de interés se acercó a leer la descripción de la fotografía...

"El estanquero Félix Tortuga. Debido a su timidez infantil, el psicologo recomendó a los padres de Félix, que le comprasen un animal de compañía, para reforzar la confianza en sí mismo. El animal en cuestión fue la tortuga. Félix jugaba siempre con su tortuga, abstrayendose aún más de los chavales de su edad. Al cabo de los años, pasó a tener tres tortugas, y decidió colocarselas a modo de sombrero, por temor a perderlas. En su afán por que no escaparan, las pegó a su pelo con pegamento Imedio. Entre tanto los padre de Félix, notaban que el comportamiento de su hijo era algo extraño: no hablaba, comía demasiada lechuga, y dejó de asearse.
Se hizo adulto, y buscó la independencia, sin hayarla. De modo que se hizo nómada. Los últimos informes dicen que su boca se cerró, dando paso a las palabras por medio de las tortugas"

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Martín y el oso.

-Qué hombre tan extraño. Tiene barba por todo el cuerpo.
-No es barba, y no es un hombre, Martín. Es un oso.
-¿Un oso?-miró al animal con curiosidad-...¿Y por qué tiene un organillo?
-Le gusta tocarlo...dice que le relaja.
-¡Ah!, pero...¿habla?
-Por supuesto...es más...canta.
-¡Qué bueno!...¿y qué canta?
-Bueno...de todo un poco. Pero lo que más le gusta es la música tradicional griega.
-De modo que un oso que toca el Sirtaki... ¿y cómo dices que se llama?
-No sé, no tiene nombre...